El lanzador de puñales se plantó nervioso al frente de la hermosa equilibrista de la cual había estado enamorado en silencio y lanzó el puñal. Ella se desplomó un segundo después, con su pecho sangrante. Se lo había advertido hacía tiempo: algún día, él también iba a partirle el corazón.
FIN
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Bienvenida/o. Gracias por comentar.