El interior del submarino era oscuro. Se agachó, rodeado de maquinaria, y echó un vistazo por el periscopio. Vio el paisaje del puerto naval.
—Por ahí tal vez pueda ver un buque, el Kongo —le dijo un oficial.
Mientras contemplaba un buque de guerra en la lente cuadrada, se acordó, sin saber por qué, del perejil. El perejil sobre un bistec de a treinta centímetros el plato. Y de su delicado aroma.
FIN
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Bienvenida/o. Gracias por comentar.