Mi abuela era Naskapi. Mi madre era Naskapi. Yo soy Naskapi.
Mi abuela era una mujer de agua. Su vida transcurrió ligada al
río Mattawa, que se reflejaba en sus ojos con un insólito brillo.
Cocinaba en su orilla, navegaba por él y amaba las grandes
tortugas que chapoteaban en los atardeceres arrebatados. Nos
pidió, un poco antes de morir, que lanzáramos sus cenizas a las
aguas; solo así podría descansar por siempre. A menudo también
yo me dejo acunar por nuestro río. Leo en su orilla a la luz de sus
tardes encendidas, y disfruto del chapoteo de las tortugas; una de
ellas con un insólito brillo en sus ojos arrugados.
FIN
Micro tomado de Un Carcj de microrrelatos, selección de David Moreno.
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