Según una historia famosa del lejano norte, los cazadores de lobos mojan en sangre fresca un puñal de doble filo y clavan el mango en el hielo del desierto nevado. El lobo hambriento siente la sangre desde lejos, especialmente en el aire puro y punzante, bajo las estrellas altas y heladas, y pronto encuentra el anzuelo sangriento. Se corta la lengua lamiendo la trampa congelada. Chupa su sangre caliente de la hoja fría y no puede parar hasta que se desploma, repleto de su propia sangre.
FIN
Tomado de http://eltriunfoarciniegas.blogspot.com.ar/
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