Un misionero que viajaba por la India encontró a un faquir cargado de cadenas, desnudo como un mono, acostado boca abajo y haciéndose azotar por los pecados de sus compatriotas, que le daban algunos liardas del país.
-¡Qué renuncia de sí mismo! -decía uno de los espectadores.
-¿Renuncia de mí mismo? -replicó el faquir- hago que me azoten en este mundo para devolvértelo en el otro, cuando seas caballo y yo jinete.
FIN
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Bienvenida/o. Gracias por comentar.