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lunes, 1 de enero de 2018

Contaminación semántica - Luisa Valenzuela

La vida transcurría plácida y serena en la bella ciudad de provincia sobre el lago. A pie o en coche, en ómnibus o en funicular, sus habitantes se trasladaban de las zonasaltas a las bajas o viceversa sin alterar por eso ni la moral ni las buenas costumbres.Hasta que llegaron los minicuentistas hispanos y subvirtieron el orden. El orden de los vocablos. Y decretaron, porque sí, porque se les dio la gana, que la palabra funicularcomo sustantivo vaya y pase, pero en calidad de verbo se hacía mucho más interesante. Y desde ese momento el alegre grupo de minicuentistas y sus colegas funicularon para arriba, funicularon para abajo, y hasta hubo quien funiculó por primera vez en su vida y esta misma noche, estoy segura, muchos de nosotros funicularemos juntos. Y la ciudad nunca más volverá a ser la misma.

                                                                           FIN

Tomado de Ciudad Mínima, (Segunda Antoligía de Ficción Breve)

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